Eñe que Eñe
EÑE QUE EÑE
Cuando pienso en mi tierra me encariño
de cada buen recuerdo que no engaña,
y comprendo que todo el que con saña
la maltrata no vale ni un pestiño.
Evoco los momentos que de niño
gocé en la playa, el parque y la montaña,
y la estrella infinita que se baña
en el mar de la infancia me da un guiño.
Recuerdo qué bonita que era Toñi,
con su gracioso y recatado moño,
su espíritu tan cándido y su maña,
y cómo disipaba cada riña
que amenazó a mi corazón bisoño
en esa tierra mágica de España.
Jesús María Bustelo Acevedo
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