LA PÓCIMA
¡Y consiguió escapar! Nadie diría
que pudiera lograr tanta proeza,
levantando orgulloso la cabeza
y gozando la vida cada día.
Aunque todo en el suelo se le hundía,
no cedió a la presión ni a la tristeza,
y elevando sus alas con destreza
se lanzó al porvenir con osadía.
Nada humilla o doblega a quien batalla
y no tira la fe ni la toalla
empapada de lluvia y de sudor.
Todo baila feliz con su armonía
mientras venda el dolor con la alegría
de la pócima invicta del amor.
Jesús María Bustelo Acevedo
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