Muchacha
MUCHACHA
Ay, la muchacha de la Biblioteca,
¿por qué tendrá en su rostro esa ternura,
y entre montañas de literatura
brilla en mi corazón más que la Meca?
Tiene algo de princesa y de muñeca
por su elegante porte y su hermosura,
y toda el alma enferma se me cura
si la acaricia su risueña mueca.
Ay, la muchacha de los libros, libre
y luminosa como la mañana,
que bien puede envidiar su resplandor;
dejad que el alma sueñe y cante y vibre,
sintiendo, tan divina y tan humana,
al verla la belleza del amor.
Jesús María Bustelo Acevedo
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