¡Mi Gran Amor!
¡MI GRAN AMOR!
Cuando aparece de sopetón
alguna cosa que me desquicie,
con un poquito que te acaricie
me ofreces toda mi salvación.
La maravilla de sensación
que hay en la piel de tu superficie
hace que al punto se me reinicie
fervientemente toda ilusión.
Aunque lo intente, sé que no puedo
ni hallar más gloria ni hallar más credo
que la verdad de tu religión.
Y si rechazas callado el queso,
agradecido pongo un gran beso
sobre tu torso, ¡mi fiel ratón!
Jesús María Bustelo Acevedo
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