Epicuro




EPICURO

Bebe, ama y alégrate si tienes
unos labios de miel donde besar,
una suave cadera que abrazar
y la vida, el más grande de los bienes.

Si estás vivo, conviene que te llenes
de toda su riqueza al despertar,
y que no dejes nunca de soñar
si en los sueños felices te entretienes.

Bebe, ama y alégrate, que ahora
poco sabio y honrado es el que llora
despreciando en su cínico rencor

este edén misterioso de la vida
que se da en todo aquello que le pida
quien nos da un corazón lleno de amor.

Jesús María Bustelo Acevedo

El Profeta de la Alegría




EL PROFETA DE LA ALEGRÍA

Es el profeta de la alegría,
que ríe cuando nos sermonea,
con su alma pía, con su alma tea
y la presea de su armonía.

Es el profeta que noche y día
goza perenne de la odisea
de esta aventura que bien emplea
con la soberbia de su valía.

Y en su palabra, donde insinúa
ese otro mundo, esa otra rúa,
preciosamente, con gallardía,

llena las almas de la ambrosía
y en su disfrute las perpetúa...
¡Soy el profeta de la alegría!

Jesús María Bustelo Acevedo

¡Fin de la Cita!



¡FIN DE LA CITA!

¡Fin de la cita! ¡Se rajó y se fue!,
y la palabra me dejó en la boca,
que son las cosas de esta España loca
que se inventó el P.S.O.E. y el P.P.

¡Fin de la cita! Yo, que la cité
como a aquel genio que no se equivoca
y en una breve cita el alma toca,
sin alma desolado me quedé.

¡Fin de la cita! ¡Qué época vergüenza!,
por más que tenga entre una y otra trenza
la beldad que no está en su corazón.

¡Otra vez me pasó! ¡Fin de la cita!,
¡que no cambia por más que lo repita
la forma en que me destrozó el guión!

Jesús María Bustelo Acevedo

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